Me encanta el Ajedrez. Probablemente porque aún conservo en mi memoria las primeras partidas con mi padre, como me enseño los movimientos más básicos y como me ‘apaleaba’ en cada partida, nunca dejándose ganar, pero enseñándome la belleza de este hermoso juego. Ahora yo trato torpemente de seguir su ejemplo con mis hijos, aunque ya sé que es imposible imitar a una persona tan especial como era él. Recuerdo también mi primer libro sobre ajedrez y por supuesto recuerdo el programa de ajedrez que llego de la mano de mi añorado ZX Spectrum. Fue mi primer juego (discúlpame Manic Miner). Aunque si os soy sincero nunca he sido especialmente brillante jugando al ajedrez, me aburre aprenderme las aperturas y soy muy dado a sacrificios espectaculares que muchas veces me llevan directamente a la derrota. Como la vida misma.
Pero dejando a un lado mi momento de nostalgia, lo que querÃa venir a contaros es que el ajedrez esta otra vez de moda. ¿Y por qué digo ‘otra vez’? Porque hay una la historia entre ajedrez y los ordenadores que, en mi humilde opinión, creo que nos viene al pelo para darle un poco de contexto a lo que está pasando con las IAs en este momento. Dejadme que os cuente.
El 1997 el campeón del mundo de ajedrez era un ser humano, su nombre es Garry Kasparov e incluso hoy en dÃa hay quien lo considera el mejor jugador de todos los tiempos. Kasparov tuvo la osadÃa de aceptar la revancha frente a Deep Blue, un super ordenador en el que IBM habÃa montado un sistema experto entrenado exclusivamente para jugar al ajedrez al que ya habÃa ganado previamente. Para sorpresa de todo el mundo esta vez Deep Blue ganó el torneo a seis partidas frente a Kasparov.
Fue una victoria por los pelos. Además, Deep Blue ganó con la asistencia de un montón de personas. No solo en el momento de las partidas, sino con una inmensa base de datos de aperturas y partidas que ya habÃamos jugado los humanos y que él ahora hacÃa suyas sin el menor esfuerzo. Ahora quizás no entendáis las implicaciones de esta victoria de ‘la máquina’, pero algo se removió en el alma de los que vivimos ese momento, de los muchos millones de personas que entendimos que entrábamos en una nueva era para el Ajedrez. Y de los que solo unos pocos entendieron que era el comienzo de cosas mucho más importantes, el inicio del camino que nos ha traÃdo hasta aquÃ.
De este modo el mÃtico juego donde la creatividad y la estrategia humana parecÃan invencibles pasó a estar en un segundo plano emocional. Es un poco como cuando no te aceptan pulpo y tiras el Scattergories por la ventana.
Pero mira por donde ya han pasado más de 25 años y el ajedrez ha vuelto a resurgir con fuerza. De repente hay millones de jugadores pasándolo en grande, modos nuevos de jugar, partidas apasionantes, retransmisiones en directo, vÃdeos de partidas clásicas, dominios petados de gente buscando su próxima vÃctima o verdugo, e incluso algún que otro ‘marujeo’ que mantiene el ambiente entretenido. Y yo no puedo estar más feliz. He vuelto a saborear este maravilloso juego asomándome a las partidas de Magnus Carlsen (https://twitter.com/magnuscarlsen), viendo la sonrisa polÃglota de Anna Cramling (https://www.youtube.com/@AnnaCramling) y disfrutando con la pasión con la que Juanjo ReyDama habla de sus caballos lechugueros (https://www.youtube.com/@Reydama)… e incluso jugando una partidita rápida de vez en cuando en Chess.com.
¿Y las máquinas? Las máquinas están en otra liga, ya no tiene sentido intentar ganar contra ellas. No hay duda, hasta el software más torpe gana al campeón del mundo sin despeinarse. Lo que hay son campeonatos independientes entre las propias máquinas con Stockfish, AlphaZero, LCZero, Komodo, entre los contrincantes más duros. Pero no te equivoques, las partidas son también apasionantes, la competición y rivalidad entre ellas es espectacular. A veces desconcertantes por algunos movimientos que solo adquieren sentido un puñado de turnos más adelante, pero sin duda dan brillo a la esencia del ajedrez llevándolo a otro nivel para nosotros ya inalcanzable.
Ahora usamos las máquinas para asistirnos, para analizar el juego entre humanos, evaluando posiciones e incluso para detectar a los tramposos. La interacción es a veces muy simple, una simple barrita te dice quién va teniendo la ventaja en función del movimiento realizado. A veces los ordenadores no pueden explicarse, son como una caja negra imposible de abrir, asà que nos hacen saber cómo va nuestro destino con un mecanismo tan sencillo que a veces da un poco de vergüenza.
Y justo en este momento ocurre el alzamiento de las Inteligencias Artificiales. Un concepto en el que, en realidad, estamos colocando multitud de cosas dispares que sin embargo se pueden resumir en una sola frase: La máquina lo hace más rápido y, casi siempre, mejor. Quizás aún no mejor que nuestros ‘campeones mundiales’, por ahora, pero sin duda lo suficientemente bien como para intimidar a muchos seres humano en un montón de disciplinas.
Yo no soy nadie para dar lecciones de cómo hay que afrontar este momento, y ya sé que no podemos hacer una analogÃa directa, ya sé que hay muchas diferencias, pero yo estoy convencido de que podemos aprender algo sobre las IAs viendo como ha sido la evolución del ajedrez en estos años, y como el ser humano ha encajado el golpe y ha encontrado su lugar aprovechando las ventajas sin dejar de entender que es un hermoso juego en el que podemos y debemos seguir participando, aunque no seamos los mejores.
Asà que mi consejo es este; Suelta el volante, mantén un ojo en la carretera y atiende a lo que sigue siendo importante. El futuro no puede ser más apasionante, no tardemos otros 25 años en entenderlo.